lunes, 16 de octubre de 2017

Ciencia: menos dinero y no se gasta


Sabemos que los recortes han afectado mucho a la Ciencia, que ha perdido un 10% de recursos desde 2008. Pero muchos no saben que, además, este dinero público para la Ciencia (escaso) no se gasta: cada año se deja de gastar casi la mitad y en 2016 no se gastó el 62% de lo presupuestado. Hay un doble recorte: lo que se presupuesta menos y lo que no se gasta. En total, desde 2009, la Ciencia ha perdido 42.000 millones, el Presupuesto de 4 años largos. Y esto sucede aunque el FMI, la Comisión Europea y la OCDE reiteran al Gobierno que debe corregir nuestro retraso tecnológico, culpable de que España sea menos productiva y tenga el doble de paro. Pero como si nada: en 2017, el Presupuesto para Ciencia ha subido un 1,3%, un aumento que se come la inflación. Urge un Pacto por la Ciencia, que asegure más fondos estables  y que se gasten mejor. Porque la recuperación no llega a la Ciencia.


                                                                                             enrique ortega

La tecnología es una de las grandes asignaturas pendientes de España en este siglo, junto a la educación y formación, el recorte y envejecimiento de la población y la reindustrialización y digitalización de la economía. Y el problema es que lejos de avanzar, retrocedemos: el gasto total en Ciencia (I+D) se ha recortado un 10,4% en España desde 2008 mientras aumentaba en un 25% en Europa, según el último informeCOTEC. Así que con la crisis, España está tecnológicamente más lejos de Europa, a la distancia (0,75% del PIB) que estábamos en 2004. Más de una década perdida. Y lo mismo frente a paises en desarrollo, con los que no podemos competir en sueldos. Y la consecuencia es clara: somos un país menos productivo, menos competitivo: ocupamos el puesto 34 en el ranking mundial de productividad del Foro Económico Mundial.

Los datos son muy ilustrativos. El gasto total de España en Ciencia se situaba en 2016 en unos 13.500 millones de euros, el 1,23% del PIB (el porcentaje de 2006), muy por debajo del 2,02% de media de la UE-28 y del objetivo europeo del 3% para 2020, según los últimos datos de la OCDE. Sólo hay 7 paises europeos que gasten menos que España en Ciencia (Rumanía, Letonia, Bulgaria, Grecia, Eslovaquia, Polonia y Lituania) y estamos muy lejos de los más innovadores: Suecia (gasta el 3,30% del PIB), Finlandia (3,17%), Dinamarca (3,05%), Austria (2,97%), Alemania (2,46%), Francia (2,22%) y Reino Unidos (1,66%). Y lo más grave: somos uno de los 4 únicos paises europeos que todavía no ha recuperado el gasto en tecnología de antes de la crisis (2008), mientras los 24 restantes gastan ya mucho más. Además, estamos a la cola de Europa (puesto 27) en el ranking de solicitud de patentes.

La caída del gasto en Ciencia desde 2008 se debe sobre todo al recorte de los fondos públicos para I+D+i, que suponen algo menos de la mitad del gasto total (6.513 millones en 2017, el 48% del gasto en Ciencia). Aquí es donde el Presupuesto “ha caído a plomo” desde 2009, el mejor año para la Ciencia: se ha pasado de un gasto público presupuestado de 9.673 millones (2009) a los 6.513,78 millones del Presupuesto 2017. Es un recorte de 3.160 millones, un tercio del gasto de 2009 (-32,66%). En estos 8 años de ajustes, la Ciencia ha dejado de recibir 21.728 millones, dos años largos de Presupuesto. De ellos, 1.509 millones se deben a la tijera de Zapatero (recortes 2010 y 2011) y 20.219 millones (casi todo el recorte) a la tijera de Rajoy (entre 2012 y 2014, ya que los tres últimos años, el Presupuesto ha subido, aunque una miseria: 367 millones).

Pero además, esta pretendida “subida del gasto en Ciencia”, cacareada por el Gobierno Rajoy en los tres últimos años, no es tal. Primero, porque suben algo los fondos totales, pero a costa de aumentar los créditos (que no se piden, porque las Universidades e instituciones están muy endeudadas ya) y bajar las subvenciones a fondo perdido. Y luego, porque la subida es tan mínima que se la come la inflación. Es lo que ha pasado este año 2017. El gasto público en Ciencia es de 6.513,78 millones, un 1,3% más que en 2016. Pero las subvenciones bajan un 2,36% y lo que suben (+3,9%) son los créditos, que se piden poco. Y además, si los precios suben este año entre el 1,5 y el 2% (el IPC está en el 1,8% y al alza), eso significa que el gasto real en Ciencia bajará este año 2017. Así que no presuman de “ayudar a la Ciencia”.

Pero este es sólo un primer recorte que sufre el gasto público en la Ciencia. Hay otro recorte “escondido”, que acaban de confirmar los datos de la Intervención de Hacienda: el gasto presupuestado en Ciencia no se gasta, año tras año, según los datos aportados por la asociación de científicos COSCE. Y el problema ha ido en aumento: si en 2008 no se gastaba el 19,7% del Presupuesto del Estado en Ciencia, en 2010 ya era el 30,8%, en 2011 el 42,4% y en 2015 no se gastaba el 48,10% del Presupuesto, casi la mitad. Pero la alarma ha saltado en 2016: el año pasado no se gastó el 61,78% del Presupuesto en Ciencia (3.115 millones nada menos), un porcentaje superior al “habitual” porque el Gobierno Rajoy cortó el gasto público a 20 de julio, para reducir el déficit lo prometido a Bruselas.

La mitad del Presupuesto de Ciencia no se gasta (los dos tercios el año pasado) porque la mayoría de los créditos (que son el 60% del Presupuesto) no se conceden, o bien porque las instituciones y Universidades no los piden (tienen mucha deuda y topes de hacienda para endeudarse más, además de que hay que devolverlos) o no se los conceden, para así reducir el gasto y el déficit público. Y también porque no se conceden todas las subvenciones, por retraso en las convocatorias o excesiva complejidad burocrática para solicitarlas. El año 2016, de los 3.115 millones no gastados, 2.886 eran créditos y 229 millones de subvenciones, según los datos recientemente aportados por COSCE.

Este “recorte escondido”, el Presupuesto para Ciencia que no se gasta año tras año, ha supuesto un recorte adicional a la Ciencia de 17.691 millones perdidos entre 2009 y 2016, a los que habría que añadir otros 3.000 millones que no se gastarán este año 2017. Si los sumamos a los 21.728 millones menos presupuestados estos años por ZP y Rajoy, nos da un total de 42.000 millones perdidos por la Ciencia desde 2009, el Presupuesto para Ciencia de más de 4 años perdido. Un auténtico drama para un país que está a la cola de Europa en tecnología y productividad (y en cabeza en paro).

Pero esto son los recortes que afectan al gasto público, algo menos de la mitad del gasto total en Ciencia. La mayoría del gasto en I+D+i (el 52%) lo hacen las empresas y aquí también ha habido recortes, aunque no tan drásticos: si en 2008, las empresas gastaban 8.073 millones de euros en tecnología, en 2015 (último dato del INE) gastaron 6.920 millones, un 14,2% menos. Pero no es sólo que las empresas españolas gasten menos. Es que un tercio de las que invertían en I+D en 2008 han dejado de hacerlo (5.000 empresas de 15.000), según COTEC. Y que las empresas españolas gastan en tecnología la mitad de lo que gastan las empresas europeas con las que compiten (el 0,64% del PIB frente al 1,07% en la UE-28) y un tercio de lo que gastan las empresas occidentales (gastan el 1,5% PIB en la OCDE).

Otra debilidad tecnológica de las empresas españolas es que la inversión en tecnología se concentra en las pymes (45,5%) y no en las grandes empresas, que son en Europa y en el resto del mundo el motor de la investigación (hacen el 80% del gasto en I+D en Francia, Italia o Reino Unido y el 90% en Alemania, frente al 54,5% en España), según destaca el informe COTEC 2017. En su opinión, este menor peso tecnológico de las grandes empresas españolas se debe a su menor número (hay un 99,66% de pymes y sólo 4.312 grandes empresas), a la insuficiente cualificación y cultura innovadora de sus directivos, al menor peso de los sectores económicos con tecnología media y alta  y a que falla el esquema de incentivos fiscales para fomentar la innovación empresarial (es demasiado complejo y falto de garantías).

Al final, este recorte en el gasto público y privado en Ciencia se ha traducido en una pérdida de proyectos e investigadores (12.216 perdidos entre 2010 y 2015), que se han ido al paro o al extranjero. En España hay 6,8 investigadores por 1.000 ocupados frente a 7,9 de media en Europa, según los datos de COTEC. La gran diferencia se da en las empresas (2,4 investigadores/1.000 ocupados frente a 3,8 en la UE), porque tenemos más investigadores que Europa en el sector público (1,1/1.000 ocupados frente a 0,9 en la UE-28) y en la Universidad (3,1/1.000 ocupados frente a 2,7 en Francia, 2,4 en Alemania y 2 en Italia).

Hasta aquí los datos de una situación tecnológica preocupante, que no mejora con la recuperación, a pesar de que todos los organismos internacionales reiteran que es uno de los grandes problemas de España. En diciembre de 2016, la misión del FMI señaló que “para impulsar el crecimiento y la productividad” era necesario “apoyar a la innovación por medio de la inversión privada en I+D, que es baja en comparación con la de otros paises europeos, y de mejoras en la eficacia del gasto público en I+D”. Unos meses después, en marzo de 2017, la OCDE recomendaba a Españapromover la inversión empresarial en innovación como clave para aumentar la productividad”. Y en mayo, una de las 3 recomendaciones del Consejo Europeo a España era “garantizar un nivel adecuado y sostenido de inversiones en investigación e innovación”. Y lo mismo piden insistentemente el Banco de España, la mayoría de expertos y por supuesto, los investigadores y la Universidad, que han planteado un Manifiesto por la Ciencia para pedir recursos y medidas. Sin conseguirlo.

Urge poner en marcha un Pacto por la Ciencia, asentado en dos frentes: conseguir más recursos para la Ciencia (estables y a medio plazo) y reformas para gastarlos mejor. El objetivo debería ser, al menos, conseguir los 9.673 millones que se gastaban en 2009 al final de esta Legislatura: eso supondría presupuestar 3.000 millones más, 1.000 millones extras al año. Y gastarlos, para lo que la OCDE ya propuso en marzo al Gobierno que se cambien partidas de gasto en Ciencia de créditos a subvenciones. Además, reformar todo el sistema de ayudas e incentivos fiscales para que las empresas también recuperen el gasto tecnológico de 2009: eso supondría que gastaran 1.100 millones más al año y recuperar a 5.000 empresas que ya no invierten en tecnología. Sobre todo, que gasten más las grandes empresas, ahora que llevan tres años con aumento de beneficios (más de 40.000 millones ganaron en 2016 las empresas del IBEX): que gasten más en tecnología e innovación, la clave para competir fuera y dentro, para asegurar un crecimiento y un empleo estables.

El otro frente de actuación deberían ser las reformas para gastar mejor. La OCDE y la Comisión Europea proponen a España reducir la excesiva burocracia en los procesos de investigación, eliminando las excesivas rigideces (sobre todo en las Universidades). Y realizar evaluaciones sistemáticas (auditorías) de las herramientas de apoyo a la I+D, mejorando la coordinación entre el Estado Central y las autonomías (muchas “van a su aire” en investigación y hay enormes diferencias de gasto entre el País Vasco, Madrid, Navarra o Cataluña, las líderes, y el resto), así como una mejor colaboración público-privada, aumentando los proyectos conjuntos y los investigadores en las empresas.

Mucho se habla de la recuperación económica pero no llega (tampoco) a la Ciencia, que ha perdido el tren europeo sin que se tomen medidas. Urge recuperar la década perdida, reducir la brecha con los paises tecnológicamente punteros, que son también los más competitivos y ricos, los que tienen más empleo y menos paro. Es una de las grandes asignaturas pendientes de España, no recortar más el déficit público a cualquier precio. La Ciencia debe ser nuestro pasaporte para el futuro. Pero recuperar el retraso tecnológico exige dinero, investigadores  y reformas. Y necesitamos tiempo, una o dos décadas. Por eso urge empezar ya.

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