jueves, 13 de abril de 2017

Récord de emigrantes españoles


La economía va bien, según Rajoy, pero otros 61.000 españoles se marcharon a trabajar al extranjero el año pasado, la mayoría jóvenes que aquí no encuentran oportunidades. Y ya son casi 400.000 españoles nacidos en España los que han emigrado desde 2008, aunque la cifra podría ser el doble, porque las estadísticas oficiales no recogen bien a todos los que se van. En cualquier caso, hay 2.400.600 españoles viviendo fuera, un récord histórico, dos tercios de ellos extranjeros nacionalizados y un tercio españoles nacidos en España. Ahora, con el Brexit, nuestros emigrantes en Reino Unido (unos 300.000) van a tener problemas, mientras se les complicará también la vida a los que viven en Estados Unidos (136.000) y en el resto de Europa. Es hora de aprobar un Plan para repatriar a estos emigrantes forzados por la crisis, con ayudas a su recolocación y alojamiento. Hay que recuperar este capital humano que tanto ha costado formar y darles una oportunidad en España. Apostar porque vuelvan.
 
enrique ortega

España recibió, entre los años 2000 y 2009, más de 7 millones de inmigrantes, la mitad de todos los extranjeros que llegaron por esos años a Europa. Pero con la crisis, los españoles volvieron a emigrar, como en los años 60 del siglo pasado, buscando una oportunidad de trabajo en Europa y América, no sólo jóvenes sino familias enteras. La cifra de emigrantes españoles ha ido aumentando año tras año, hasta alcanzar una cifra récord en enero de 2017: 2.406.600 españoles que viven fuera de España, 934.900 emigrantes más que en 2008 (+63,86%), según el INE. Dos de cada tres españoles emigrados viven en América (62,5%), un tercio en Europa (34,2%) y el resto (3,4%) dispersos por Asia, África y Oceanía. Los países donde viven más españoles son Argentina (448.050), Francia (243.582), Venezuela (180.497), Alemania (148.211) y EEUU (136.805), aunque el tercer país con más españoles puede ser Reino Unido, donde sólo hay 115.000 españoles censados pero puede haber realmente 300.000.

La mayoría de estos emigrantes españoles no han nacido en España sino que son extranjeros nacionalizados españoles, bien porque han estado muchos años en España y han conseguido la nacionalidad (muchos latinoamericanos) o porque eran hijos o nietos de exilados y han conseguido la nacionalidad española por la Ley de Memoria Histórica (diciembre de 2007). Así, de los 2.406.600 españoles que han emigrado, 1.612.391 (el 67%) son extranjeros nacionalizados (744.441 más que en 2008), que en su mayoría han vuelto a Latinoamérica (donde viven 1.420.000), sobre todo a Argentina, Venezuela, Cuba, Ecuador y México. 

El tercio restante de los emigrantes españoles que viven fuera son personas nacidas en España, “españoles españoles”: 794.209 emigrantes en enero de 2017, 160.459 más que en 2008. Más de la mitad de estos emigrantes nacidos en España viven en Europa (425.919, el 53,6%), sobre todo en Francia (131.395), Alemania (70.916) y Reino Unido (67.125), mientras otro 41,3% viven en América, sobre todo en Argentina (viven 89.907 españoles nacidos en España), Estados Unidos (55.617), Venezuela (53.4539 y Brasil (28.764). La mayoría de estos emigrantes nacidos en España proceden de Galicia, Madrid y Cataluña, aunque en los últimos años crecen más los emigrantes nacidos en Baleares, Cataluña y la Rioja. Y donde más ha crecido la emigración española ha sido entre los jóvenes menores de 30 años.

Estos son los datos oficiales de los emigrantes españoles que se registran en los Consulados de los paises donde van. Pero muchos no lo hacen y viven en el extranjero como “turistas”, para no perder derechos en España, como la atención sanitaria (pierden la tarjeta) y otros (ayudas, vivienda, desempleo…). Basten dos ejemplos. En Reino Unido hay censados (Consulados de  Londres y Edimburgo) 131.335 españoles (marzo de 2017), pero se estima que allí viven realmente 300.000 españoles. Y en Irlanda, sólo hay censados 839 españoles pero las autoridades locales estiman que hay realmente 4.381.

Otra manera oficial de medir la emigración son las estadísticas de migraciones del INE, que semestralmente informa de la población en España y de los flujos de emigración e inmigración, a partir del Censo de población: los datos que les dan los Ayuntamientos y el Censo de los que viven en España, los que han venido y los que han emigrado. Según esta estadística oficial, en 2015 emigraron 61.556 españoles nacidos en España y en el primer semestre de 2016 (último dato publicado) otros 30.290, con lo que podrían haber sido otros 61.000 emigrantes en todo 2016. Siguiendo año a año hacía atrás, resulta que han emigrado 381.972 españoles nacidos en España durante esta crisis, desde 2008 a 2016. Más del doble de los 160.459 nuevos españoles nacidos en España que viven en el extranjero desde 2008, según los Consulados. Al final, esa cifra, casi 400.000 emigrantes más nacidos en España que se han ido fuera con esta crisis, parece la más ajustada a la realidad, aunque hay estimaciones que suben a 700.000 los emigrantes de la crisis, como un estudio del CSIC de 2013.

En cualquier caso, 400.000 españoles que han tenido que salir fuera para buscarse la vida es una cifra dramática. El perfil de este nuevo emigrante español es una mujer/hombre (casi mitad/mitad), joven (en torno a los 30 años), con estudios superiores y procedente sobre todo de las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia), según un estudio de Asempleo y el CSIC, que insiste en que estos nuevos emigrantes no siempre salen porque están parados en España sino también porque tienen “empleos basura”, precarios y no relacionados con su formación, y no ven perspectivas de futuro aquí. En principio, muchos siguieron la estela de las multinacionales y exportadores españoles, pero luego se han ido “más a la aventura”, buscando empleo sobre la marcha, lo que ha precarizado su situación, sobre todo en Europa. Los que más han salido han sido profesionales de la salud (enfermeras), informáticos, programadores, ingenieros, investigadores y especialistas en marketing y finanzas, aunque muchos acaban trabajando cuidando niños o de camareros.

Precisamente, estos emigrantes españoles con empleos precarios están ahora muy preocupados por su futuro, sobre todo en Reino Unido, por el Brexit, y en EEUU, por la política migratoria de Trump (se estima que hay 160.000 españoles trabajando en USA sin sus papeles en regla). Tampoco ayuda la corriente xenófoba que crece en toda Europa, que amenaza con echar a un millón de emigrantes ilegales. Pero la mayoría de los emigrantes españoles no están pensando en volver, porque saben que aquí hay todavía mucho paro (4.237.800, el 18,63% de los españoles en edad de trabajar) y que no van a recibir ayudas, en un país con precios y alquileres más altos que cuando se fueron. Y en paralelo, no se va a frenar la sangría migratoria de españoles, sobre todo jóvenes, porque son muy pesimistas ante el futuro. De hecho, los jóvenes españoles son los más pesimistas de Occidente sobre su futuro laboral, según un estudio de Adecco: 4 de cada 10 no creen que encontrarán trabajo en el primer año tras acabar sus estudios. Y más del 50% de los jóvenes españoles creen que tendrán que emigrar para trabajar, según un estudio del Centro Reina Sofía.

Al Gobierno Rajoy no parece preocuparle mucho que la emigración española siga creciendo, a pesar de la cacareada “recuperación”. Primero fue la ministra de Empleo, Fátima Báñez, la que calificó de “movilidad exterior” la fuga de jóvenes al extranjero. Y ahora, el ínclito ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, acaba de decir que la emigración de jóvenes es “por inquietud” y “amplitud de miras”… Quizás se comporten así porque la emigración es una “válvula de escape” de la crisis, 400.000 parados menos que no figuran en las estadísticas y a los que no hay que ayudar. Y encima, envían divisas a España, ayudando a mejorar la balanza de pagos y la economía (como en tiempos de Franco): los emigrantes españoles enviaron a España 10.238 millones de dólares (9.750 millones de euros) en 2015, últimos datos del Banco Mundial, con lo que somos ya el 10º país del mundo en recepción de divisas de emigrantes españoles fuera y el 4º de Europa, tras Francia, Alemania y Bélgica.

Diga lo que diga el Gobierno, que 400.000 españoles nacidos en España, la mayoría jóvenes, hayan emigrado estos años es un drama social y un despilfarro económico, porque la mayoría son personas muy formadas, donde el país ha gastado muchos recursos de los que ahora se benefician otros paises. Y que podrían aquí a conseguir un mayor crecimiento y productividad. Por eso, y porque ahora van a tener una situación más difícil fuera, resulta prioritario ayudarles a volver. Urge pactar un Plan para repatriar a los emigrantes que quieran volver, con un paquete de medidas eficaces. Por un lado, implantar programas de asesoramiento personalizado en las oficinas de empleo (SEPE), para canalizarles a un empleo, al estilo de iniciativas privadas como la web Volvemos, que pretende conectar a los emigrantes que quieren volver con empresas españolas que puedan contratarlos. Por otro, aprobar incentivos fiscales o de cuotas a las empresas que contraten emigrantes, sobre todo mayores de 45 años con familia. Y establecer planes específicos en los futuros programas de Ciencia (I+D+i) para recuperar investigadores. Además, en paralelo, habría que ayudarles a conseguir viviendas con alquileres asequibles, dentro de un parque público hoy inexistente. Y fomentar ayudas a las familias y a la natalidad (incluidas guarderías), para ayudarles a asentarse aquí.

Tener tantos españoles fuera y que sigan saliendo más cada año es un fracaso como país, diga el Gobierno lo que diga. Por eso, si queremos promover una recuperación estable y duradera de la economía, tenemos que contar con estos españoles que viven fuera y quieren volver, porque pueden aportar mucho, a las empresas, a la innovación, al consumo, a la recaudación fiscal, al pago de las pensiones y al país en su conjunto. No hay que verlos como nuevos competidores por un empleo escaso, sino como españoles que tienen los mismos derechos que los parados de aquí. Hay que darles una oportunidad. Que vuelvan.

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