jueves, 14 de abril de 2016

La crisis aumenta los suicidios


Los datos tardan en salir pero son impactantes: 3.910 españoles se suicidaron en 2014, más de 10 suicidios al día, el doble de muertes que por accidentes de tráfico. Y lo más llamativo: los suicidios han aumentado un 20% desde 2007, sobre todo por la crisis económica. Los estudios dejan claro que el paro y las deudas están detrás de muchos suicidios, que se concentran en los mayores de 45 años y los ancianos, sobre todo hombres. Al final, dos tercios de los que se suicidan sufren depresión y enfermedades mentales, sin que se les trate adecuadamente, salvo el “parche” de recetarles pastillas: los ansiolíticos y antidepresivos están entre los medicamentos más vendidos en España. Urge poner en marcha un Plan nacional contra los suicidios y por la mejora de la salud mental de los españoles, centrado en los colectivos de más riesgo, los parados maduros de larga duración, los jóvenes y los ancianos. La prioridad debería ser salir de la crisis lo más sano posible.
 
enrique ortega

Los suicidios son una de  las 10 principales causas de muerte en el mundo y la segunda entre los jóvenes de 15 a 27 años. Cada año se suicidan en el mundo cerca de 1 millón de personas, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una media de 16 personas por cada 100.000 habitantes. Lituania es el país con la mayor tasa de suicidios del mundo (61,3 por cada 100.000 habitantes), seguido de Rusia (53,8), Bielorrusia (48,7), Kazajistán, Hungría, Letonia, Ucrania, Corea del Sur, Japón y Sri Lanka, según la OMS. En conjunto, la tasa de suicidios es mayor en Europa (23,2 suicidios por 100.000 habitantes) que en América (10,3 por 100.000), aunque en los últimos años, con la crisis económica, los suicidios están creciendo más en los países de bajos y medianos ingresos.

España ocupa el lugar 58 en el ranking mundial de suicidios (101 países) estudiado por la ONU. En 2014, el último año con datos oficiales, se suicidaron en España 3.910 personas, una tasa de 8,40 suicidios por 100.000 habitantes, la mitad de la tasa mundial y por debajo de la media de la Unión Europea (11,6 suicidios por 100.000 habitantes), aunque tenemos más suicidios que otros países de la Europa del sur, como Grecia (4,7 por 100.000), Malta (5), Chipre(5,1), Italia (6,6), o que Reino Unido (7,3), pero menos que Bélgica (17,2), Francia (16,9), Alemania (11,6) y la mayoría de países del Este. Pero lo verdaderamente preocupante es que los suicidios se han disparado en España con la crisis: han pasado de 3.263 muertes en 2007 a las 3.910 de 2014 un 19,82% más, según el INE. Son ya más de 10 muertes al día. Y desde 2008, las muertes por suicidio superan a las muertes por accidentes de tráfico (1.873 en 2014) y son la primera causa de muerte en España por motivos no naturales (no enfermedades).

Algunos expertos creen que estas cifras oficiales no reflejan la cifra real de suicidios, que debe ser aún mayor, porque muchas muertes por suicidio se acaban computando como muertes por infarto o por otras causas, para “encubrir” una muerte que se considera “vergonzosa”. Así, algunos médicos forenses estiman que hay un 0,97 por 100.000 más de suicidios no contabilizados, lo que daría unas 450 muertes por suicidio más cada año. O sea, unas 4.360 muertes al año, casi 12 al día.

El perfil del suicida en España es un hombre (75,14% de los suicidas) maduro: casi un tercio de los que se suicidaron en 2014 tenían entre 40 y 55 años, destacando los suicidas de 45 a 49 años (457) y los de 50 a 54 años (438). Todo apunta a que este colectivo maduro, de padres de familia, es el que más sufre las tensiones de la crisis (paro, deudas, incertidumbre) y que “se quita de en medio” cuando ve que los hijos “ya están criados”, no antes. También destacan los suicidios en ancianos (la cuarta parte de los suicidas tiene más de 70 años), sobre todo entre los muy mayores: 498 suicidas en 2014 tenían más de 80 años, algo que tiene mucho que ver con sufrir enfermedades incurables y la soledad. Y no hay que olvidar a los niños y adolescentes: hubo 10 suicidas con 10 a 14 años en 2014.

La mayoría de suicidas en España se ahorcan o saltan al vacío, aunque ha aumentado la muerte por intoxicación voluntaria de medicamentos. Las tasas más altas de suicidio se dan en las grandes ciudades (29,4% del total) y también en los pueblos pequeños, de menos de 10.000 habitantes (26,4%), destacando la alta tasa de suicidios de Asturias (13,92 por 100.000) y Galicia (12,09) y la baja de Madrid (5,21). Durante la crisis (2007-2014), el 83% del aumento de suicidios (hay 647 muertes más) se ha dado entre hombres de 40 a 59 años, el colectivo con mayor paro de larga duración (más de 1 año), según la EPA.

“La relación entre el aumento de suicidios y la crisis económica es clarísima, ha señalado Antoni Talarn, psicólogo clínico, que aporta los datos del estudio internacional publicado en 2009 en la revista médica Lancet: constataba que “cada 1% de aumento del desempleo se asoció con un aumento del 0,79% en la tasa de suicidios de menores de 65 años y con un aumento del 0,79% en la tasa de homicidios (…) Un aumento superior al 3% en el desempleo tuvo un mayor efecto sobre los suicidios a edades menores de 65 años…”.  Ya en 2012, la OMS advertía que el desempleo y los problemas en los pagos (hipotecas, deudas) eran las principales causas del suicidio en el mundo.

Otra investigación realizada entre 2008 y 2010, publicada en el British Journal of Psychiatry, concluía que 10.000 personas se habían suicidado durante esos años en Europa y EEUU por la crisis económica, apuntando los tres factores de riesgo encontrados: la pérdida de empleo, el endeudamiento y la ejecución de hipotecas (el 15-M tiene esta web con la lista de suicidios motivados por la crisis) . Otro estudio de la misma publicación sobre Grecia, publicado en 2015, revelaba que la tasa de suicidios en el país heleno creció un 37,5% a partir de junio de 2011, justo después de que el Gobierno griego aprobara su segundo paquete de austeridad. Y un tercer trabajo, de 2013, elaborado por investigadores de China y Reino Unido sobre datos de suicidios de 24 países, revelaba que los suicidios habían aumentado en todo el mundo con la crisis, más en Europa (+6,5%) que en EEUU (+4,8%).

En España, los datos del estudio IMPACT (publicado en 2013), realizado entre 2006 y 2010 en las consultas de atención primaria de la sanidad pública son también muy concluyentes: los problemas de depresión crecieron un 19,4%, la distimia (depresión más leve) un 10,8%, la ansiedad un 8,4% y el abuso del alcohol un 4,6%, señalando explícitamente el estudio que “el desempleo constituye el principal factor de riesgo de estos trastornos”. El informe SESPAS 2014 concluye que “la crisis económica va asociada a problemas de salud mental y suicidios”. Y otro estudio de la Universidad de la Coruña, divulgado en 2016, demuestra una relación directa entre desempleo, caída del PIB y aumento de los suicidios en España. Y concluye que el factor de riesgo más importante no es el paro sino los años que se lleva en desempleo.

Está claro también que no todos los suicidios se producen por la crisis. Hay un segundo factor muy importante, la demografía: España es un país que ha envejecido, donde los mayores de 50 años, que son los que más se suicidan, suponen ya el 36% de la población. Y en el futuro aún habrá más riesgo demográfico, porque los mayores de 50 años serán el 44% de la población en 2023 y el 58% de los españoles en 2064, según las proyecciones del INE.

Además, hay otro bloque de causas personales, sociales, culturales y ambientales (clima) que influyen también muy decisivamente en muchos suicidios. En bastantes casos, la ruptura del modelo familiar, los drásticos cambios en el trabajo y las relaciones laborales, la ruptura de los valores tradicionales, la mayor incertidumbre y seguridad, el aumento de la soledad y del individualismo son factores que juegan a favor de los suicidios. Y más si, con la crisis, se han recortado gastos sanitarios, sobre todo en prevención: la atención a la salud mental ha perdido 2.200 millones con los recortes, según la Confederación de Salud Mental de España.

Al final, los suicidios son sólo la punta del iceberg de un problema más de fondo: el deterioro de la salud mental en Europa y en España, agravado con la crisis. Los expertos recuerdan que dos tercios de los suicidas sufrían depresión (la mayoría sin tratarse) y que cerca del 90% tienen un historial psiquiátrico detrás (por depresiones, adicciones y ansiedad). Por eso, para atajar los suicidios hay que mejorar la salud mental, que se ha deteriorado muy seriamente en las últimas décadas. Así, el 9% de los españoles adultos padece algún trastorno mental (son más de 3 millones de personas), la tercera parte de ellos un trastorno grave, según los datos de la Confederación Salud Mental de España. Y estiman que hasta un 15% de españoles adultos (5,3 millones) tendrán problemas mentales alguna vez.

Es un problema muy serio como para no tenerlo en cuenta. Y más porque la mayoría de los enfermos mentales no se trata, ni en España ni en el mundo: mientras el 75% de los males físicos se tratan, sólo lo hacen el 25% de los enfermos mentales, muy estigmatizados socialmente. Y además, el 88% de su cuidado recae en la familia, sin que acudan en muchos casos a la sanidad pública, por recelo y falta de medios, tanto en la atención primaria como en la mayoría de hospitales. Y eso porque España es uno de los países europeos que menos gasta en salud mental, según el Libro verde de la UE. Una cicatería que contrasta con el alto coste de los trastornos mentales, no sólo personal y social, sino económico: 83.749 millones, un 8% del PIB, según algunos estudios.

En España, desde 2006 hay una Estrategia Nacional de Salud Mental, que pilota el Ministerio de Sanidad y ejecutan las autonomías, cada una a su aire y con grandes diferencias de gasto y servicios a los enfermos mentales. En octubre de 2015, el ministro de Sanidad señaló que el Gobierno Rajoy iba a ampliar la Estrategia de salud Mental con dos nuevas prioridades: la lucha contra el suicidio y los problemas mentales de niños y jóvenes. Y eso porque en 2020, de las 10 enfermedades que producirán más discapacidad a los españoles, 5 serán mentales, figurando la depresión como la segunda enfermedad más inhabilitante. Pero al día de hoy, sin Gobierno, la nueva Estrategia de salud mental no se ha puesto en marcha ni hay nuevos recursos para aplicarla. A pesar de que cada día se suiciden más de 10 españoles.

Los expertos creen que la clave es destinar más recursos a la prevención, seguimiento y tratamiento de las enfermedades mentales, para rebajar así la cifra de suicidios. Y hacerlo desde edades muy tempranas, por dos razones. Una, que el 50% de los trastornos psiquiátricos en adultos se inician antes de los 14 años (y el 75% antes de los 24 años). Y la otra, porque preocupa el aumento de trastornos mentales entre niños y jóvenes: un 15% de los chavales entre 4 y 17 años tienen problemas psicológicos serios que deben ser tratados (y un 30% los jóvenes de 13 a 18 años), según acaba de revelar la Asociación española de Psiquiatría del niño y adolescente. Además, hay que reforzar la formación de los médicos de atención primaria, para evitar que el único tratamiento en muchos casos sea medicar a los pacientes. De hecho, el consumo de ansiolíticos y antidepresivos se ha disparado con la crisis y ese tratamiento amortigua pero no resuelve los problemas de fondo. Y en la mayoría de hospitales, faltan médicos y medios para tratamientos psiquiátricos más complejos.

La crisis sigue ahí, atacando con el paro de larga duración, el subempleo y la precariedad, los bajos salarios y la pobreza a muchos millones de españoles. Así que los factores de riesgo de las enfermedades mentales y el suicidio están presentes. Urge un Plan contra el suicidio y los trastornos mentales vinculados a la crisis, centrado en los colectivos de más riesgo (parados mayores de 45 años, ancianos, jóvenes y niños), con medidas de detección de problemas en ambulatorios, empresas y colegios, reforzando los medios para atenderles de forma integral y profesional, no sólo recetándoles medicamentos para salir del paso. Y, en paralelo, hacer otra política económica, que mejore el crecimiento y el empleo y luche contra la pobreza y la desigualdad, la base de muchos problemas mentales y suicidios. Hay que poner los medios no sólo para salir de la crisis, sino para salir vivos y sanos. No es mucho pedir.

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