lunes, 28 de diciembre de 2015

Los cajeros, más caros que antes


Desde Navidad en unos casos y en todos desde el 1 de enero, sacar dinero en  un cajero de otro banco es más caro que antes: cuesta unos 2 euros, salvo en algunas Cajas y bancos, que cuesta 65 céntimos. Es el fruto del decreto-ley que aprobó en octubre el Gobierno Rajoy para impedir la doble comisión que había empezado a cobrar La Caixa: ahora sólo se puede cobrar una comisión, pero, en la mitad de los cajeros, es el triple de la que se cobraba hace un año. La nueva comisión les supondrá un ingreso extra de 181 millones de euros y con ella pretenden también atacar a los pequeños bancos sin cajeros que les hacen la competencia (ING) y encarecer el uso de efectivo, para favorecer los pagos online, más baratos para la banca. Pero es otra comisión más que molesta a los clientes, hartos de que la banca les cobre por casi todo para defender márgenes. Y eso, cuando 7 de cada 9 españoles no confían en los bancos.
 

enrique ortega


España es un país donde nos gusta pagar en efectivo: el 85% de las compras se hacen a tocateja, en metálico, frente al 66% de media en Europa, según el estudio MasterCard Advisors 2013. De hecho, somos el cuarto país europeo con más uso del efectivo, sólo por detrás de Grecia (98%), Polonia (95%) e Italia (94%) y muy por delante de Holanda (sólo 40% compras en efectivo), Suecia o Francia (41%), Bélgica (44%), Gran Bretaña (485) o Alemania (67%). Y de ahí, de esta “necesidad de efectivo” nacen los cajeros, que se multiplican por todas las calles de España: hay 50.479 cajeros, 1 cajero por cada 926 habitantes, muchos más que en el resto de Europa, donde la media es 1 cajero por cada 1.423 habitantes. Y los usamos mucho: 905 millones de veces en 2014, una media de 2 veces al mes por adulto.

Los bancos han utilizado esta “dependencia” del metálico y del cajero para cobrarnos por el servicio, al darnos la tarjeta (una comisión anual) y también al sacar dinero en un cajero que fuera de otro banco. En este caso, lo normal era que el banco dueño del cajero cobrara una comisión al banco que emite la tarjeta, de 0,75 euros por extracción (si se sacaba dinero en otro banco de una red distinta) o de 0,65 euros (si era un cajero de la misma red del banco emisor de la tarjeta). Y luego, el banco emisor de la tarjeta cobraba esos 0,65-0,75 céntimos a su cliente o nada si le interesaba mucho y quería regalarle ese servicio. Pero el 19 de marzo de 2015, CaixaBank, el banco con más cajeros de España (10.000) rompió las reglas y empezó a cobrar una nueva comisión de 2 euros directamente al no cliente que sacaba dinero en sus cajeros. Y tanto Santander como BBVA comentaron que iban a hacerlo también desde octubre.

Clientes y asociaciones de consumidores montaron un gran revuelo, porque eso suponía cobrar una doble comisión por sacar dinero en bancos donde no se es cliente: una que cobra directamente el banco dueño del cajero y otra, la de siempre, que cobra (o no) el banco dueño de la tarjeta. Con las elecciones del 20-D en el horizonte, el ministro de Economía sale en defensa de los clientes y dice que no se pueden cobrar dos comisiones. Y el Gobierno aprueba el 2 de octubre de 2015 un real-decreto que fija sólo una comisión por el uso de cajeros ajenos, comisión que no se cargará directamente al que saca el dinero sino que se cobrará a su banco, que no podrá cobrarle más. Pero no fijan tarifas.

Los bancos hacen sus cuentas y sus estrategias para lo que cobrarán desde el 1 de enero de 2016, aunque la mayoría se han adelantado y cobran sus nuevas tarifas desde Navidad. CaixaBank (9.683 cajeros), el líder, sigue en sus trece: cobrará  2 euros a los bancos de los no clientes que saquen dinero en sus cajeros, pero será sólo una comisión en total. Santander (9.996 cajeros) y BBVA (5.993 cajeros) cobran ya “algo menos de 2 euros” (1,85 y 1,90 euros) por extracción a los no clientes. Y el resto de bancos y cajas, han firmado distintas alianzas para cobrar menos a los clientes de esas coaliciones de bancos y más al resto.


El grupo de Bankia, Sabadell y 10 antiguas Cajas (17.807 cajeros) cobra (desde el 28 de diciembre) 0,98 euros a los no clientes de los grandes bancos y sólo 0,65 euros a los no clientes de otros bancos o Cajas del grupo (a los de cada entidad, nada). Popular, Bankinter, Laboral Kutxa y Deutsche Bank (8.143 cajeros) han firmado acuerdos bilaterales para cobrar “menos de 2 euros” (entre 1,50 y 2) a los no clientes de los grandes bancos y 0,65 euros por extracción a los no clientes de bancos y cajas de la coalición (salvo Bankinter, que cobrará un euro a los clientes del Popular). El tercer acuerdo es el de Cajamar, 19 Cajas rurales, Banca Pueyo y Caja Caminos (7.700 cajeros), que cobrará entre 1,5 y 2 euros (no clientes grandes bancos) o 0,65 euros (no clientes grupo). Y finalmente, los clientes de ING sólo podrán sacar en los cajeros del Popular y Banca March, a cambio de una compensación que pagará el banco holandés (y quizás sus clientes).

Como se ve, un pequeño galimatías hasta que cada cliente vea cómo le afecta el cambio según su banco o caja y los cajeros que normalmente utilice. Pero hay un hecho claro: ahora, con el real-decreto del Gobierno Rajoy, la mayoría van a pagar ahora más por sacar dinero en cajeros de otros bancos. La mitad van a pagar el triple que hace un año, 2 euros sobre 0,65-0,75 euros. Y sólo los que sean de bancos o cajas de la misma “alianza” pagarán lo mismo, esos 0,65 euros. Por ello, usuarios y organizadores de consumidores están“irritados” con el cambio. Y dicen que la comisión de 2 euros por extracción es “excesiva”. Incluso, el Secretario de Estado de Economía la calificó de “desorbitada”.

Ahora, su esperanza está puesta en la Comisión de la Competencia (CNMC), a la que el Gobierno pidió analizar los costes que tiene para los bancos ofrecer el servicio de cajeros, para que no cobren de más con la nueva comisión. Pero todo parece indicar que sí lo hacen: el coste real de la red de cajeros es de 840 millones al año y sin embargo los bancos ingresan 3.266 millones (2.000 por la anualidad de las tarjetas y 1.266 por las extracciones), según un estudio realizado por la web Kelisto. Ahora falta por ver las cuentas que le salen a la CNMC, pero ya hay un precedente en Reino Unido, donde una investigación demostró (en 1988) que la banca británica ingresaba por comisiones entre 5 y 6 veces lo que les costaba mantener la red de cajeros. El resultado fue que el Gobierno británico suprimió las comisiones por el uso de tarjetas y cajeros desde el año 2000.

Con los 2 euros por extracción que pagan ahora la mayoría de los que saquen dinero en cajeros de otros bancos, España será el país europeo donde más se paga por sacar dinero en cajeros, salvo Grecia (cobran entre 1 y 3 euros), ya que la comisión media en los 7 países más ricos de la UE es de 1,40 euros por extracción. Hay otros países, como Suecia o Portugal, donde sacar dinero en cajeros es gratis como en Reino Unido. En Francia, el tope de comisión entre bancos es de 0,57 euros por extracción  y en Holanda, 0,58 euros. En Italia se cobran 1,95 euros de media y en Alemania entre 1 y 2,19 euros.

Los bancos y Cajas españoles cobran ahora más en los cajeros por tres razones. La primera, a corto plazo, para recaudar más. Si se estima que un 20% de las retiradas de dinero se hacen en cajeros ajenos al propio banco, eso daría 181 millones de extracciones al año sobre las que cobrar comisión. Si consideramos una comisión media de 1 euros (en la mitad al menos de los casos es 2 y en otras 0,65 euros), nos dan 181 millones de euros de ingresos extras. Y no hay que olvidar a los turistas, 68 millones previstos en 2015: sólo con que la mitad haga un par de extracciones en sus vacaciones en España, son 136 millones de euros en comisiones.

El segundo objetivo de la banca, tras recaudar más, es un objetivo a medio plazo: atacar a la competencia o defenderse de bancos pequeños, sin cajeros, que les roban clientes. Y cara al futuro, defenderse de tarjetas que pudieran emitir Google, Apple o Amazon. El banco más afectado hoy es ING, un banco casi sin oficinas y con más de 3 millones de clientes. La entidad holandesa ya ha dicho que hoy paga 24 millones a los bancos en comisiones por extracciones de sus clientes y que con las nuevas normas pagaría 75 millones, por lo que está pensando en cobrar algo a sus clientes, algo impensable hasta ahora. Y en paralelo, ya ha reclamado por la medida ante la Comisión Europea, que tendrá que pronunciarse así sobre las nuevas comisiones de los cajeros españoles. Y no sería extraño que las cuestionara.

El tercer objetivo de la banca, a más largo plazo, es disuadir a los clientes de que utilicen los cajeros y el dinero en metálico, cuya manipulación y servicio supone un coste creciente, además de provocar costes de transporte y problemas de seguridad. Y en esta batalla contra el dinero en efectivo, la banca cuenta con el apoyo del Gobierno, a quien tampoco le gusta el metálico, porque es una fuente de fraude fiscal. De hecho, el Gobierno Rajoy penalizó los pagos en metálico, desde el 19 de noviembre de 2012: están prohibidos los pagos en efectivo superiores a 2.500 euros de un particular a un profesional o a una empresa y entre empresas, medida que intenta frenar los pagos “en negro” y sin IVA. Hacienda pone multas del 25% de los pagos ilegales, aunque el infractor se puede librar de pagar la mitad de la multa si lo denuncia. Y sólo en 2014 hubo 5.000 denuncias por pagos en metálico.

En realidad, aunque la banca tenga también otras razones, el principal objetivo de subir las comisiones de los cajeros es ingresar más (por eso no han esperado al 1 de enero, aplicando las nuevas comisiones en plena Navidad), en una coyuntura donde les han bajado los márgenes, por los bajos tipos de interés y la escasa concesión de créditos. Así que tratan de mantener sus beneficios (9.233 millones enero-septiembre 2015, un 3,2% menos que en 2014) de dos maneras: recortando costes (han cerrado 16.000 oficinas desde 2008, 1 de cada 3, y han despedido a 80.000 empleados, 1 de cada 4) y cobrando a los clientes comisiones por los servicios que pueden, cada vez más.

Las comisiones bancarias volvieron a subir en 2014, por primera vez desde que estalló la crisis en 2008. Y en 2015 crecieron de nuevo, un 4,6% en el primer semestre, con lo que el año se habrá cerrado con 11.750 millones ingresados por comisiones, 8.000 millones sólo los 6 grandes bancos. Eso significa que lo que pagamos por comisiones suponen ya un40% de los ingresos puramente bancarios de las entidades, o sea, que son un ingrediente básico de su negocio. Por eso, no pueden prescindir de ellas sino que buscan aumentarlas, no sólo en los cajeros sino en otras vertientes del negocio. De hecho, donde más están creciendo las comisiones es en Fondos, operativa de Bolsa, seguros e hipotecas (está volviendo la comisión de apertura, que antes no se cobraba), productos donde  las comisiones “se notan menos” que en una cuenta o tarjeta. Pero también aquí se siguen cobrando, a pesar de la publicidad “sin comisiones”. Es el caso de la publicitada Cuenta 1,2, 3 del Santander, donde el cliente paga 3 euros mensuales por mantenimiento y otros 3 euros por la tarjeta (total, 72 euros al año). O la cuenta Tenemos un Plan del Popular: exime de pagar comisiones de administración o mantenimiento pero aplica otras 23 comisiones más…

Las comisiones son una jugosa e imprescindible fuente de ingresos para la banca pero también una fuente de quejas y reclamaciones: 1 de cada 5 reclamaciones presentadas por los clientes ante el Banco de España (29.443 en 2014) son por cobro de comisiones, algo que molesta mucho a los clientes. Por eso, deberían preocupar especialmente a la banca, que sufre un serio problema de imagen, reconocido por ellos mismos: “la banca corre el riesgo de perecer si no recupera la confianza del cliente”, señaló hace poco el presidente de la patronal bancaria AEB.Y el consejero-delegado de la mayor entidad, CaixaBank,ha añadido: “la reputación de la banca está bajo mínimos. Es un problema muy serio”.

Tan serio como que sólo 2 de cada 9 españoles (22%) tiene confianza en la banca, la mitad que los clientes europeos (48%), según el Barómetro de Confianza elaborado por la consultora Edelman. O sea, que 7 de cada 9 españoles, desconfía de la banca, tras estos años de rescates, venta de preferentes, escándalos de directivos, desahucios… y cobro creciente de comisiones. Así que la banca tiene un problema de imagen que va a empeorar ahora con los cajeros. Y así resulta difícil que recuperen la confianza, algo crucial para su negocio, sobre todo frente a los nuevos competidores, como Google, Apple, Amazon o las telecos, con muy buena imagen y que ya les empiezan a quitar negocio (tarjetas y transferencias). Ellos sabrán lo que hacen. Pero esta historia de los cajeros no les ayuda. Deberían dar marcha atrás, antes de que les fuerce Europa o el próximo Gobierno. Sean inteligentes.

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