jueves, 19 de febrero de 2015

Universidad: el Gobierno devalúa los títulos


A nueve meses de las elecciones, el Gobierno Rajoy implanta  más cambios en la Universidad: aprueba las carreras de tres años, en vez de cuatro. Dice que lo hace para homologarnos con Europa. En realidad, lo hace para recortar gastos: tener un año menos estudiando a los universitarios ahorra al Presupuesto unos 600 millones al año. Y el que quiera estudiar más, que se pague un año o dos de master, que cuestan el doble del curso que ahora se quita. Las Universidades van a retrasar el cambio hasta 2017, pero Cataluña y algunas privadas quieren  implantarlo el próximo curso. Además de devaluar los títulos, la medida agrava las diferencias entre Universidades: ya no sabremos qué sabe un universitario, dependerá de dónde haya estudiado. Otro cambio más, junto a la subida de tasas, los recortes y la asfixia financiera de la Universidad, que ya no aguanta más. Y si cambia el Gobierno, habrá más cambios el año que viene.
enrique ortega

La mayoría de los que somos universitarios hemos estudiado carreras de cinco años. Pero en el curso 2010 se completó el sistema de títulos actual, derivado del Plan Bolonia (1999), que pretendía crear un Espacio Europeo de Educación Superior: España optó por un Grado de cuatro cursos (240 créditos) y un Master posterior de un año (60 créditos). El cambio es tan reciente que en el verano de 2014 salieron las primeras promociones con el “Grado Bolonia” y este verano  de 2015 acabarán los que hagan el Master complementario (el 20% de universitarios). Ahora, el Gobierno Rajoy cambia otra vez las titulaciones: ha aprobado un decreto (Consejo del 30 de enero) que permite reducir el Grado a 3 años (180 créditos), que se pueden complementar con uno o dos años de Master (60 y 120 créditos), manteniendo los 300 créditos (5 años) para hacer el Doctorado. Un cambio que afecta al 70% de las carreras, porque Ingeniería, Arquitectura y Ciencias de la Salud seguirán como ahora (4,5 y 6 años).

El Gobierno deja libertad a las Universidades para aplicar el cambio o no. De momento, la asamblea de rectores ha optado por ganar tiempo y ha decidido, casi por unanimidad, aplazar la nueva reforma de los títulos dos cursos más, hasta 2017, para analizar mejor la aplicación del Plan Bolonia (aún es muy reciente) y ver cómo pueden implantar los cambios. Pero ya hay Universidades que quieren lanzar carreras de tres años el próximo curso, como algunas Universidades catalanas (con la pública Pompeu Fabra en cabeza) y varias privadas, entre ellas la Camilo José Cela de Madrid o la Universidad Católica de Murcia.

En paralelo, las autonomías, que son claves porque validan las titulaciones y financian el grueso de las Universidades públicas, también están divididas. Las dos gobernadas por el PSOE, Andalucía y Asturias, han dicho que no van a cambiar las titulaciones, mientras Ciu y la Generalitat catalana apoyan el cambio y las demás autonomías del PP están tratando de apuntarse a la moratoria de los rectores y buscando que todas las Universidades de su región adopten la misma decisión: o todos Grados de 3 años o todos de 4. En cualquier caso, el tema queda en el aire hasta ver los resultados de las elecciones autonómicas de mayo. Pero hay un riesgo claro: que no se adopte la misma decisión en toda España y cada Universidad fije sus títulos a su aire. Con lo que habrá un “galimatías” de universitarios: los que tengan un título de 5 años (todavía la mayoría), de cuatro y de tres años.

El ministro Wert justifica la reforma en la necesidad de “homogeneizar los títulos españoles con los del resto de Europa, porque la situación actual crea problemas para atraer estudiantes europeos y obtener dobles títulos con otras Universidades. Es cierto que el sistema español de títulos, acordado por el Gobierno Zapatero, es más rígido que el de la mayoría de Europa: de los 48 países incluidos dentro del Espacio Europeo de Educación Superior (Bolonia), 39 países optaron por un sistema flexible, que permite titulaciones de Grado entre 180 créditos (3 años) y 240 (4 años) con Master de 90 créditos (por eso no reconocen los españoles de 60 créditos)  y 120 créditos. Y en este grupo, hay países como Francia, Finlandia, Italia, Bélgica o Portugal que tienen Grados de 3 años. Entre los 9 países con Grados de 4 años y Máster de 60 a 120 créditos, además de España están Grecia, Turquía, Chipre, Armenia, Georgia, Kazajstán, Rusia y Ucrania. También es cierto que en buena parte de EEUU y en Latinoamérica (con la que hay mucho trasvase de alumnos), los Grados son de 4 años. Lo  que no dicen es que en la mayoría de países europeos con Grados de tres años, el precio de los Master posteriores (que además son más largos, de 90 a 120 créditos)  es similar al de los Grados: en España cuestan el doble. Y muchos países europeos tienen tasas universitarias más bajas que España, mientras en Alemania es gratis estudiar en las universidades públicas.

El ministro Wert argumenta también que aunque los universitarios españoles estudien un año más de Grado que muchos europeos, eso no les sirve para encontrar mejor trabajo: el paro entre los universitarios (14%) es casi el triple que el de los universitarios occidentales (4%), según la OCDE. Eso es verdad, pero tiene que ver no tanto con la duración de los estudios como con el tipo de enseñanza que se da (poco práctica y desligada a lo que demandan las empresas, con pocos estudiantes en carreras técnicas) y al escaso empleo que crea nuestra economía, que tiene también el triple de parados totales (24%) que la media de países OCDE (7,1%).

En realidad, la verdadera razón por la que el Gobierno Rajoy ha aprobado rebajar los títulos a tres años es para recortar el gasto universitario. Dice Wert que estudiando un año menos, las familias se van a ahorrar 150 millones. Lo que no dice es que como el Presupuesto se hace cargo del 75% del coste de una carrera, el ahorro para el Estado de quitar un curso es de 600 millones al año, como mínimo. El problema es que al devaluar los Grados, quitando un año, muchos estudiantes se verán obligados a hacer un Master de uno o dos años (ahora sólo hacen un Master el 20% de los alumnos de Grado), para poder optar a un empleo. Y ese Master les costará el doble que el curso que quitan. Por ejemplo, en la Complutense de Madrid, un curso de Grado cuesta 1.980 euros y un año de Master cuesta 3.900 euros. Y en Barcelona, la Universidad más cara, el curso cuesta 2011 euros y el Master 3.924 euros.

Luego, los nuevos títulos ahorran dinero al Estado pero acabarán costando más a los alumnos, si quieren mantener una formación similar. El Gobierno dice que los Grados de 3 años “habilitan para trabajar”, incluso un año antes (a los 21 años y no a los 22), pero la realidad es que, dado el poco empleo que hay (110 demandas por puesto), las empresas cada vez exigen más, porque tienen mucho donde elegir. Y con el recorte de los títulos, se va a encarecer de hecho la enseñanza universitaria, lo que hará que los hijos de las familias más modestas se tengan que conformar con el Grado de 3 años, porque además se han recortado las becas. Y los hijos de familias con más ingresos puedan hacer los Master que hagan falta, cada vez más en Universidades privadas, que crecen (14 nuevas) a costa de las Universidades públicas.

Los rectores de las Universidades criticaron en 2006 que el Gobierno Zapatero no fuera “más flexible” y permitiera Grados de 3 y 4 años. Ahora sin embargo critican el cambio de Rajoy porque temen que la reforma les quite ingresos, si imparten un año menos de Grado. Y eso sería la puntilla para unas Universidades que están en bancarrota: la mayoría tiene graves problemas de liquidez, con deuda a proveedores, sin poder gastar ni en investigación, ni en material ni siquiera en calefacción, después de haber perdido 2.000 millones de euros tras los recortes y con 17.000 empleados menos (un 12% de la plantilla universitaria).

La Universidad española tiene un grave problema económico, de falta de recursos: España dedica unos 8.500 millones a la Universidad pública, un 0,85% del PIB, por debajo de la media europea (1,26% PIB), de Francia (1,35%) o Alemania (1,30%) y en línea con  Italia y Reino Unido (0,84% del PIB). Haría falta aumentar la financiación hasta el 3% del PIB, según la recomendación hecha en 2013 por el Comité de Expertos sobre la reforma universitaria. Eso supondría dedicarle 22.000 millones más al año, algo impensable a corto plazo.

Pero no sólo hace falta más dinero, aunque sea lo prioritario. La Universidad tiene que cambiar, empezando por ajustar su oferta, recortando titulaciones (2.413 Grados y 2.758 Master) y fusionando centros (hay 236 Campus de 80 Universidades, 48 públicas y 32 privadas, con ofertas similares a pocos kilómetros). Y orientar a los universitarios hacia carreras técnicas (más demandadas), reduciendo la oferta de Humanidades y Ciencias sociales (con menos salidas). Y fomentar el trasvase de jóvenes bachilleres a la FP Superior, que tiene más salidas. Además, hay que optimizar la inversión pública en la Universidad, mejorando la organización de los Campus (con  menos endogamia y más profesores ”de fuera”), ampliando la autonomía universitaria a cambio de auditorías externas de eficiencia y calidad. Y sobre todo, fomentar unas Universidades más ligadas a las empresas y más internacionales.

Todo ello exigiría un pacto político y educativo a veinte o treinta años, para que la Universidad no dependa de los cambios del Gobierno de turno. El de Rajoy-Wert ha entrado en la Universidad “como un elefante en una cacharrería”: subiendo tasas, recortando becas, quitando profesores, recortando Presupuestos y autonomía, fomentando 14 nuevas Universidades privadas… Pero si en noviembre próximo cambia, el siguiente Gobierno hará otros cambios. Y antes, las autonomías, que tienen en sus manos la gestión y los recursos de las Universidades públicas. Y así, no hay forma de que la Universidad funcione y forme a nuestros jóvenes. Hay que darles un marco estable, para muchos años, contando con ellos. Pero hoy por hoy, parece imposible.

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