lunes, 3 de noviembre de 2014

El tirón de la Formación Profesional


Es la enseñanza que más crece los últimos años y también este curso, con 800.000 jóvenes matriculados en Formación Profesional. Aunque este año, el “tirón” tiene truco: dos de cada tres nuevos matriculados en FP son jóvenes de 15 años con malas notas a los que la LOMCE obliga a dejar la ESO y matricularse en la nueva FP Básica, un atajo del Gobierno Rajoy para reducir el abandono escolar y de paso formar aprendices a bajo coste. Pero el salto en FP ha sido espectacular con la crisis: casi se han duplicado los alumnos desde 2007, porque muchos jóvenes ven la FP como una mejor enseñanza para conseguir trabajo y más barata que la Universidad. Faltan plazas para los 1.400.000 jóvenes más que deberían estudiar FP para equipararnos con Europa. Hace falta más dinero, más centros, más títulos y más empresas volcadas en las prácticas de FP. Para que más jóvenes estudien para trabajar.
 
enrique ortega

Casi 1 de cada 10 alumnos no universitarios matriculados este curso (8.141.628) estudia Formación Profesional: son  793,034 jóvenes, un 12,8% más que el curso pasado, con mucho la enseñanza que más crece (el conjunto, un 0,7%). Este año, el “tirón” de la FP es excepcional (+90.272 alumnos), pero tiene “truco”: dos de cada tres nuevos matriculados (59.346) lo son en FP básica, una primera rama de la FP que ha creado en Gobierno Rajoy con la LOMCE, para desviar a  los alumnos de 15 años que no están en condiciones de aprobar el 4º curso de la ESO (y excepcionalmente el 3º). Hasta ahora, estos alumnos “con problemas” se incluían en los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), pero ahora se “propone” a sus padres desviarlos a un primer eslabón de la FP, de dos años, que se ha estrenado en medio de las críticas de profesores y padres. Por un lado, la FP Básica se ha puesto en marcha contra reloj (programas y recursos), sólo en algunos centros (hay alumnos obligados a cambiar de colegio) y con menos titulaciones de las previstas. Además, muchas familias desconfían de una nueva etapa educativa que no ofrece  titulación (salvo a efectos laborales), porque para conseguir el título de la ESO (y poder seguir FP Grado medio) se les exige un examen (reválida), que les resultará más difícil que a sus antiguos compañeros.

Pero con la nueva FP Básica, el Gobierno Rajoy mata dos pájaros de un tiro. Por un lado, intenta reducir el abandono escolar temprano, esos 800.000 jóvenes de 18 a 24 años que dejaron sus estudios, un 23,6% del total (12% en la UE-28). Casi la mitad (un 10,7%) dejaron el colegio sin acabar la ESO y son precisamente esos los que la Ley Wert quiere recuperar ahora, forzándoles a estudiar dos años de FP Básica, con el reclamo de que así van a encontrar trabajo. Buscan así mejorar las estadísticas y reducir el abandono escolar al 15% en 2020, como han prometido a Bruselas. Por otro lado, consiguen formar un año antes “aprendices” para trabajar: jóvenes con FP Básica a los  17 años, en vez de los 18 años que tienen los que hacen la ESO y luego estudian FP Grado Medio. Mano de obra barata (peor formada, eso sí) un año antes, con menos costes para el sistema educativo.

Al margen de la “trampa” estadística de la FP Básica, el hecho incontestable es que la Formación Profesional ha dado un gran salto en España con la crisis, casi duplicando los alumnos: de 462.492 alumnos en el curso 2007-2008 a los 793.034 alumnos de 2014-2015. Las razones son varias. Por un lado, muchos jóvenes han vuelto a las aulas, al no haber trabajo. Por otro, muchos estudiantes y familias han visto que estudiar Formación Profesional es una mejor opción para encontrar trabajo (informe Adecco). Y últimamente, hay muchos bachilleres que ante la importante subida de tasas, han cambiado la Universidad por la FP de Grado Superior. Aunque algunas autonomías también han puesto tasas a la FP Superior (400 euros en Madrid, 360€ en Cataluña y 180€ en Aragón), todavía es mucho más barata que la Universidad (donde un Grado en una pública cuesta de 1.200 hasta 2.000 euros anuales). Además, la FP Superior es más corta  (son 2 años, frente a 4 en un Grado), y se incluyen prácticas obligatorias de 400 horas en una empresa, que permiten titularse “con algo de experiencia”. De hecho, aumentan los universitarios que tras acabar la carrera se matriculan en una FP Superior (les convalidan mucho), para mejorar su empleabilidad.

Este “boom” de la Formación Profesional lleva años provocando una falta de plazas en casi toda España, sobre todo en Andalucía (faltan 40.000), Madrid (-15.000), Canarias (-12.000), Comunidad Valenciana (-5.000) y Murcia. Ya en 2011, el Gobierno Zapatero planteaba la necesidad de crear 200.000 plazas de FP en cuatro años. Pero no se han creado y la FP ha sufrido también los recortes: pocos centros (los centros públicos que imparten FP de Grado medio son un tercio de los que imparten la ESO), menos profesores (se han perdido unos 2.000 en los dos últimos cursos), menos medios, menos  prácticas, y se han paralizado las nuevas titulaciones previstas en 2011. Y con ello, la oferta de FP es reducida (140 títulos, frente a 340 en Alemania) y está muy concentrada desde hace una década (sanidad y servicios a la comunidad, informática, administración, electricidad, electrónica y mecánica del automóvil).

La falta de plazas y de títulos atractivos en la FP pública ha aumentado el peso de la FP privada, tanto con cursos FP online (los alumnos se han multiplicado por 6  desde 2007, hasta 61.915 este curso) como presenciales, sobre todo de FP Grado Superior, apoyados por algunas autonomías del PP. Incluso en algunos casos, como Madrid, se ha fomentado el trasvase a la FP privada, retirando ayudas a los centros concertados y promoviendo el cheque escolar en los centros privados. Con ello, la enseñanza pública ha bajado al 76,7% de alumnos en FP Grado Medio y se mantiene en el 79,1% en Grado Superior. Y España es el 6º país europeo con menos peso de la escuela pública en la enseñanza secundaria superior (FP y Bachillerato): un 79% frente al 83% en la UE-21 (el 92% en Alemania), según la OCDE. Lo malo  del auge de la FP privada, además de que es más cara (y discrimina a las familias con menos ingresos), es que se crece gracias a las carencias de la pública: se concentra en las titulaciones donde hay más demanda pública no atendida (como Actividades Físicas y Deportivas) y en otras que la pública no ofrece (como Emergencias sanitarias, en Madrid).

La Formación Profesional ha dado un salto indudable, pero aún es el pariente pobre de la educación en España: hay 2 alumnos estudiando Bachillerato por cada uno que hace FP Grado medio y 4 universitarios por cada estudiante de FP Superior.  Y estamos  muy retrasados frente al resto de Europa: sólo un 9% de los españoles adultos (25-64 años) tiene FP de Grado medio frente al 33% de media en la OCDE y el 55% de Alemania. De hecho, somos el 5º país europeo (UE21) con menos peso de la FP, sólo por delante de Grecia, Francia, Hungría y Estonia.  En cambio, tenemos más universitarios que la mayoría (32% de españoles frente a 29% en la UE-21 y 28% en Alemania). O sea, hay demasiados capitanes y pocos cabos, cuando la realidad del trabajo  es otra: en 2020, según la UE, sólo el 35% de los empleos requerirán una formación superior y el 50% un grado medio, el que da la FP.

Se impone un cambio de mentalidad, en las familias y en los jóvenes: hay que estudiar para lo que hay y habrá más trabajo, formación media, tanto FP de Grado Medio como Superior. Eso debería llevar a 1.400.000 jóvenes más a estudiar Formación Profesional en los próximos años, según un informe del Gobierno ZP en 2011. Esto obligaría a una gran cruzada por la FP, actuando en varios frentes: más recursos, más centros y más plazas públicas (50.000 al año), más titulaciones (renovando la oferta) y una mayor implicación de las empresas, para colaborar en el diseño de la formación y en las prácticas. De hecho, la FP dual (alumnos de 16 a 30 años que estudian en un centro de FP un tercio del tiempo y dos tercios en una empresa, durante 3 años, a cambio de un contrato de aprendizaje que paga 450 euros al mes) no despega, a pesar de que el Gobierno Rajoy la vendió en 2012 como la panacea contra el paro juvenil: en 2014 hay sólo 375 centros implicados, con 9.555 alumnos formándose y 1.570 empresas colaborando (11 proyectos en Andalucía y 5 en Galicia o Extremadura, por ejemplo). Un fracaso.

Gran salto en la FP (trucos aparte) pero hay que ver lo mucho que queda por hacer y poner todos los medios, sin más recortes. Con una apuesta decidida de los Gobiernos, los centros, los alumnos y las empresas por una formación profesional de calidad y orientada al empleo futuro. Hay que hacer campañas para mejorar la imagen académica y social de la Formación Profesional (no puede ser considerada "una enseñanza de segunda clase"), para acabar con la idea de que "el que vale, vale, y el que no, para FP ".También tenemos que cambiar los padres: no todos nuestros hijos pueden ser universitarios si queremos que consigan empleo. Tienen que estudiar para trabajar.

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