lunes, 23 de septiembre de 2013

Menos hijos: la cigüeña está en crisis


La crisis, que ha cumplido cinco años, tiene unas consecuencias inmediatas y palpables: paro, menos sueldo, precariedad laboral, recortes sociales y más pobreza y desigualdad. Otras se notan a medio plazo, como la caída de la natalidad: los nacimientos llevan cuatro años seguidos cayendo, con la crisis, y ahora nacen dos tercios de los niños que en 1976. Con ello, los hijos por mujer han caído a 1,32, cuando harían falta 2,1 niños por familia para cubrir el efecto sustitución, para asegurar las pensiones y el Estado del Bienestar : tendrían que nacer 280.000 niños más cada año. Para eso, hace falta una política de ayudas a la familia (como otros países) y no recortes, como está haciendo el Gobierno Rajoy con becas, ayudas, desempleo, pensiones y Dependencia. Y apoyar el trabajo de la mujer, la conciliación laboral y familiar y más ayudas fiscales a las familias. Sin más niños no hay futuro.
 
enrique ortega

En 1976, a poco de morir Franco, en España nacieron 677.456 niños, 1.856 al día. Después de tres décadas largas de crecimiento, en 2008 ya sólo nacieron 517.779, 1.424 al día. Y con la crisis, llevamos cuatro años seguidos de caída fuerte de la natalidad, con 453.637 nacimientos en 2012, 1.242 al día, un tercio menos que en 1976, según el INE. En consecuencia, hemos pasado de 18,7 nacimientos por  1.000 habitantes (1976) a la mitad, a 9,7 (2012). Y con varias autonomías muy por debajo de esa media: Asturias (7,1 hijos por 1.000 habitantes), Castilla y León (7,5), Galicia (7,6), Canarias (8,2), Extremadura (8,5) y Cantabria (8,6).

Dos son las causas inmediatas de esta caída de la natalidad. Una, obvia, que las mujeres tienen menos hijos: 1,32 hijos de media, la mitad que en 1976 (2,80 hijos por mujer) y menos que la mayoría de mujeres europeas (1,59 hijos de media en la UE, 1,8 en Reino Unido y 2 hijos en Suecia o Francia). Además, los tienen más tarde: a los 31,6 años de media (en 1976 a los 28 años). Y la otra, demográfica, que ahora hay menos mujeres en edad fértil (15-49 años, según el INE), porque estamos pagando la crisis de natalidad de los años 80 y primera mitad de los 90. Y además, hay menos mujeres inmigrantes, que tienen más hijos (1,44 hijos de media frente a 1,28 hijos las españolas).

Pero hay otras causas vinculadas a la crisis: el temor al futuro es el mayor anticonceptivo. Y con 6 millones de parados, una de cada 5 familias con la mitad de sus miembros en paro y una de cada 10 sin ningún ingreso, los salarios congelados o bajando, los precios y los impuestos subiendo, pocas familias se animan a tener hijos ahora. Y si 4 de cada 10 familias sobreviven gracias a las prestaciones sociales, los recortes de los tres últimos años han sido la puntilla a la natalidad: menos becas y ayudas (comedor, libros de texto, transporte), subidas de tasas y guarderías, copago de recetas y servicios sanitarios, recortes en el subsidio de desempleo, recortes en las ayudas a la Dependencia, limitaciones al  bono social de luz y agua para las familias numerosas, recortes de ayudas autonómicas y municipales a las familias y pérdida de poder adquisitivo de las pensiones que ayudan a muchas familias. En total, menos ingresos y mucha incertidumbre como para plantearse traer más hijos al mundo.

Y un factor clave, la penosa situación de la mujer en España: hay dos millones menos de mujeres trabajando que hombres (para una población similar), debido entre otras cosas a que la maternidad juega en su contra para encontrar trabajo. Y un 23% de mujeres dejan su trabajo para cuidar a sus hijos pequeños, por culpa de la falta de guarderías (o su alto precio), de ineficaces políticas laborales de conciliación y de la escasa ayuda de sus maridos. Y con la crisis, las empresas han reducido un 40% sus ayudas para conciliación laboral. En consecuencia, tener hijos tiene un alto coste para las mujeres y cada vez se lo piensan más si quieren hacer una carrera profesional.

Por todo esto (demografía, crisis y penalización a la mujer), la natalidad cae y seguirá cayendo, según el INE, que estima 14,6 millones de nacimientos en España en los próximos 40 años, un 24% menos que en los 40 años anteriores. Por ello y por la marcha de los inmigrantes, la población española ha caído en 2012, por primera vez en la historia reciente, y seguirá cayendo: España perderá 4,7 millones de habitantes en los próximos 40 años. Y además, como crece la esperanza de vida, seremos menos españoles y más viejos: en 2052, un 37% de la población tendrá más de 64 años. Menos niños y más jubilados, un grave problema: menos a cotizar (en 2052 habrá una persona en edad de trabajar por cada niño o jubilado) y a pagar impuestos, en perjuicio de las pensiones y el Estado del Bienestar (sostener la educación, la sanidad, la atención a la Dependencia y los servicios sociales).

El problema es serio porque para mantener el equilibrio y cubrir el efecto sustitución (padres por hijos) haría falta tener 2,1 hijos por mujer, frente a los 1,32 actuales. Eso exige que nazcan 280.000 niños más cada año para asegurar el relevo generacional, según el Instituto de Política Familiar. Algo difícil en España, que está a la cola de Europa en gasto social destinado a las familias y uno de los pocos que no tiene una prestación universal por hijo: muchos países conceden 110/120 euros mensuales por hijo (en Alemania, 180 euros al mes) y aquí sólo 24 euros al mes para familias que ganen menos de 12.000 euros. Y además, se ha recortado el catálogo de ayudas (estatales, autonómicas y municipales).

El Gobierno, que prometió el oro y el moro para las familias en la campaña electoral, ha anunciado un Plan integral de apoyo a la Familia para 2013, aunque parece que se retrasa hasta 2014, mientras sigue haciendo recortes que penalizan a las familias. Frente a promesas más ideológicas que concretas, hace falta una política decidida de ayuda a la familia y fomento de la natalidad, asentada en cuatro patas. Una, establecer un Plan de ayudas a las familias, desde guarderías y enseñanza o sanidad al transporte, la vivienda, la luz, el agua o el cobro del desempleo o las ayudas a la Dependencia. Dos, establecer una fiscalidad de apoyo a la familia y a la natalidad, incorporando propuestas como la de mejorar la pensión de los que tengan más hijos (campaña de recogida de firmas “Más hijos, más pensión”) o que cuente como tiempo cotizado los años en que las madres cuidan a sus niños pequeños. Tres, avanzar en las políticas de conciliación laboral en las empresas, ampliando el permiso de paternidad (de 2 a 4 semanas, como prometieron ZP y Rajoy), creando más guarderías y racionalizando horarios. Y cuatro, dar prioridad a las familias más vulnerables: familias numerosas, familias monoparentales con hijos y familias con algún discapacitado.

España y la Europa del sur, que siempre habían tenido más hijos, están ahora por detrás de la Europa rica del norte, que apoya más a la familia y a la natalidad. Apuestan por el futuro. Porque un día saldremos de la crisis y nos encontraremos con que nos faltan jóvenes para trabajar y cotizar, para sostener las pensiones y las prestaciones del Estado del Bienestar. Y aumentar la población no se improvisa, hay que pensar en mejorar la natalidad a veinte años vista. Empezar ya, sin demagogias, con ayudas de verdad. Apostar porque nazcan más niños es garantizarnos el futuro. Penalizar los nacimientos, como ahora, es un suicidio.

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