miércoles, 4 de abril de 2012

Presupuestos 2012: la puntilla a la recesión



Una economía en recesión, con 5,5 millones de parados ya, necesitaría un Presupuesto para reanimarla, para compensar la caída de la demanda y la inversión privada. En lugar de eso, el Gobierno Rajoy presume de haber aprobado “el Presupuesto más austero de la democracia”, forzado por el fundamentalismo económico de Bruselas, que asumen sin rechistar. Con ello, la recesión se va a agravar, ya que los recortes y el aumento de impuestos van a frenar aún más la actividad. El ricino va a llevar a la economía al coma. Y con ello, el Estado ingresará menos, habrá más déficit y tendrán que hacer nuevos recortes en otoño. Y más recesión. La única esperanza es que las cosas se pongan tan feas que Bruselas y el Gobierno tengan que reanimar la economía para evitar una quiebra económica y social. Siniestra esperanza.


Lo han retrasado tres meses, para al final no gobernar en Andalucía, pero el ajuste de las cuentas del Estado ya está aquí: 13.406 millones menos de gastos y 12.314 millones más de ingresos para recortar el déficit del Estado tal como impuso Bruselas (del 5,1 al 3,5% del PIB). Un tajo medio del 16,9% en el gasto de todos los Ministerios, que incluye algunos polémicos recortes contra el empleo, el futuro y el gasto social.

El primer recorte que chirría son los 1.557 millones que se quitan a las políticas activas de empleo, sobre todo a la formación de parados y empleados. Otro peligroso es el recorte de 5.478 millones (-25%) en infraestructuras, obras públicas claves para el empleo. Y también es un suicidio económico recortar 1.885 millones (-25%) el gasto en investigación (I+D+i), clave para mejorar nuestra competitividad.  Y luego, los recortes de ayudas sociales a la vivienda (-322 millones), a los emigrantes (desaparece el Fondo de integración, de 67 millones), a la dependencia (-364 millones, que obligarán a recortar prestaciones a ancianos), a la educación (-623 millones, recortando también en becas y guarderías), nuestro futuro, a la sanidad (-289 millones) y a la cultura (-114 millones). Otros 248 millones que se quitan al campo y a la pesca, dos sectores en apuros.Y se quitan 1.441 millones en Cooperación al desarrollo, lo que dificultará vender la marca España (y nuestras exportaciones) en Latinoamérica, África y Oriente Medio.

Como no bastaba con cortar de todo, el Gobierno Rajoy sigue incumpliendo sus promesas  y vuelve a subir impuestos: junto a la conocida subida del IRPF (+4.100 millones) sube el impuesto de patrimonio a las grandes empresas (+5.350 millones), reduciendo las deducciones, que eran un coladero para no pagar (reducen también las deducciones por inversiones en I+D+i, otro error garrafal). Nos van a empezar a cobrar a todos tasas judiciales por litigar (+214 millones), incluso en temas laborales (segunda instancia). Y suben los impuestos al tabaco (+150 millones): subirán más las cajetillas más baratas. Y como atajo para intentar recaudar más (+2.500 millones), el regalo de una amnistía fiscal a los  defraudadores: si se confiesan antes del 30 de noviembre, pagarán sólo el 10% de lo defraudado. Una provocación a la mayoría que sí paga impuestos (del 30 al 52 %).

Al final, entre recortes e impuestos, el Presupuesto 2012 retira de la economía 25.720 millones en ocho meses. Ahora, los recortes del Presupuesto se trasladan a las autonomías, que recibirán este año un 44 % menos de transferencias del Estado para inversiones en educación (-60%), sanidad  (-27,8%), empleo (-54%), investigación (-25%) e infraestructuras (-50%), con una fuerte caída de las inversiones públicas en Cataluña (-44,9%), Navarra (-40,6%), La Rioja (-37,8%), Andalucía (-37,7%) y Comunidad Valenciana (-34,6%). Un recorte drástico que va a endurecer aún más los tres ajustes que faltan : el de las autonomías (-14.000 millones) y el de los Ayuntamientos y Seguridad Social (-1.000 millones más cada uno).

Un recorte público total de 32.000 millones que va a ser la puntilla para la recesión: van a agravar la caída del PIB en un 0,3% más, con lo que la economía española podría caer este año un 2 %, con un millón de parados más, dado que autonomías y ayuntamientos podrían reducir sus plantillas de contratados en 300.000 parados adicionales, gracias a la reforma laboral.

Un negro panorama, agravado por las presiones de los fundamentalistas de Bruselas, que tienen a España en el punto de mira y le han  exigido un ajuste mayor que a ningún otro país. Y ya están presionando para que Rajoy les anticipe el recorte de 2013 (otros 23.000 millones), que agravaría la recesión y retrasaría cualquier recuperación a 2014. La verdad es que, ante estas presiones, el gobierno Rajoy sólo podía hacer el recorte que ha hecho o arriesgarse a que nos intervengan, como a Grecia o Portugal, forzando recortes aún peores. Otra cosa es que podía haber evitado recortes que no agravaran tanto la recesión y el futuro (formación, infraestructuras, gastos sociales) subiendo más los impuestos a los que más tienen.

Pero el problema de fondo sigue siendo apostar por el fundamentalismo económico, en Bruselas y en Madrid: dar prioridad a recortar el déficit antes que a crecer y crear empleo. Un camino por el que llevamos casi dos años y que nos ha llevado a la recesión. Y que la va a agravar más este año: más ajustes, menos consumo, menos inversión, menos crecimiento, más paro y menos ingresos públicos. Y no se podrá recortar tanto el déficit. Con ello, España se vería abocada en otoño a nuevos recortes, que agravarían la recesión y el paro, con una economía en coma y un alto coste social.

Este panorama es el que más preocupa a los mercados: que España entre en una profunda recesión y no pueda pagar su deuda. Que la medicina mate al enfermo. Porque las reformas no valen para aumentar las ventas ni reanimar la inversión y el empleo. Hay que tomar medidas para reanimar la economía, como Obama en Estados Unidos o China. El fundamentalismo del ajuste, como el de estos Presupuestos, nos lleva a una economía sin pulso.

Lo peor es que alcanzar el coma económico es nuestra única esperanza. Ni Bruselas ni Rajoy van a cambiar su política de recortes hasta que vean que la economía está agonizando y la crisis social sea insoportable. Sólo reanimarán al enfermo cuando vean que se les muere. Cuando estalle España y con ella el euro. Solos no podemos hacer nada por cambiar la política europea (y menos si gana Sarkozy en mayo), a pesar de las presiones de EEUU, China y el FMI. Hace falta esperar a que estemos al borde del precipicio. Cuanto peor mejor. Y que no nos dejen caer. Siniestro panorama.

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